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BLOQUE 1 HISTORIA 4° GRADO

Los primeros habitantes del continente americano



 
Después de una larga travesía por el Atlántico —lo cual para su época constituía una verdadera hazaña—, los europeos llegaron por primera vez a América, a fines del siglo XV, y se encontraron con tierras desconocidas que les parecieron sumamente extrañas.
Entonces vieron el continente americano y a sus habitantes no como realmente eran, sino como se los dictaron las fantasías que durante siglos se habían elaborado en Europa acerca de lugares y seres fabulosos; los fósiles de mamuts prehistóricos que a veces se extraían de los lechos secos de los ríos les parecieron huesos de gigantes legendarios, antropófagos, lo que significa que comen carne humana; a la orilla de un río caudaloso muchos creyeron ver a las amazonas de la mitología griega, las cuales eran feroces guerreras que no aceptaban en sus pueblos a los hombres, y que si alguno llegaba hasta donde vivían lo esclavizaban o lo mataban; algunos hasta arriesgaron sus vidas por descubrir la fuente cuyas aguas proporcionaban la juventud eterna.
Todo parecía fantástico y misterioso. La manera en cómo pudieron haber llegado a estas tierras maravillosas los naturales que en ellas habitaban, era una pregunta que muchos se hacían y cuya respuesta aún hoy se continúa buscando entre diversas conjeturas.
Ellos ignoraban que desde hacía uno 35 000 años se desarrollaban en el continente americano extraordinarias culturas que luego provocarían el asombro de todo el mundo. Lo que más sorprendió a los europeos fue encontrar personas que tenían pueblos, ciudades, formas de gobierno propias, y que además adoraban a otros dioses.
Los europeos, en todo caso, no estaban preparados para aceptar la existencia de los americanos y pronto procuraron someterlos al dominio de Europa.
El desarrollo de diferentes culturas urbanas se inició 1700 años a.C. en la altiplanicie mexicana: la cultura olmeca (1500 a 200 años a.C.); esplendor de la civilización urbana en el valle de México y otras regiones (600 a 700); florecimiento del viejo Imperio Maya y Teotihuacán (300 a 900); desarrollo de la cultura tolteca en el valle de México y sureste mexicano (900 a 1300); inicio, desarrollo y ocaso de la cultura mexica o azteca (1325 a 1521).
Y cuando al fin intentaron comprenderlos, tal y como dijo un cronista de la época, "muchas cosas se habían perdido por no haberlas investigado a tiempo".
A pesar de la resistencia americana, miles de códices que conservaban los indígenas mexicanos fueron quemados: hoy sólo quedan veintiuno. Los templos, calzadas y jardines fueron arrasados piedra por piedra.
Los padres aztecas no pudieron seguir dando los consejos que acostumbraban a sus hijos. Los mixtecos y tarascos se protegieron, inútilmente, de la invasión europea, en sus serranías. El mundo indígena quedó conmocionado.
Sin embargo, los indígenas lucharon por defender los restos que subsistían de sus formas de cultura. Así, importantes rasgos indígenas sobrevivieron a las nuevas costumbres impuestas por los conquistadores. De este modo surgió la nación mexicana.









POBLAMIENTO DE AMÉRICA
América es una gran extensión de tierra con una amplia variedad y riqueza de climas y paisajes. Es, desde luego, más grande que Europa y casi tan extensa como Asia. Pero a pesar de su enorme tamaño, durante siglos, asiáticos, africanos y europeos ignoraron la existencia de este continente.
Desde que se reconoció la existencia de América como un continente distinto de Asia (ya que Cristóbal Colón creyó haber llegado a las Indias) se han elaborado varias teorías para explicar quiénes fueron los primeros americanos y cómo, cuándo y por qué se pobló este enorme continente.

Los primeros americanos
Aunque existen distintas teorías sobre el origen del hombre en América no cabe duda: los primeros americanos no son originarios del Nuevo Mundo. Sólo hasta que llegaron a América hombres de otro continente, el nuestro comenzó a tener habitantes.
Una de las teorías más aceptadas sobre el poblamiento de América asegura que sus primeros pobladores salieron de Siberia, en el extremo de Asia, hace unos 35 000 años a.C., cruzando el estrecho de Bering, pues la distancia que separa los dos continentes es tan corta que en días claros es muy posible que desde una costa se vea la otra; además se cree que cruzaron durante una época glacial, cuando el estrecho estuvo cubierto por bloques de hielo de 80 a 100 metros de espesor. Tal vez, empujados por enemigos humanos o en búsqueda de alimento. Posiblemente cruzaron usando botes o balsas hechos con pieles de animales, o caminando sobre el hielo de la última glaciación.
La cacería de bisonte en América del Norte inició aproximadamente hace 17 000 años a.C. Los animales que cazaban eran el bisonte, mamut, tigre dientes de sable, perezoso gigante y algunos más pequeños de los que se alimentaban y utilizaban sus pieles para cubrirse.
Es posible que hayan permanecido durante varios siglos en algunas regiones no heladas, en Alaska y Canadá, hasta que la retirada de los hielos les permitió proseguir su camino hacia lugares más benignos de América del Norte. Probablemente de esta manera se haya producido durante unos treinta siglos el poblamiento de América.
Los propios americanos elaboraron teorías acerca de su origen en el continente:
Según los mayas, Tepeu y Gucumatz, los dioses creadores, intentaron fabricar a los primeros hombres con barro crudo, pero eran blandos y se deshacían.
Luego probaron con madera, pero eran demasiado duros y no tenían entendimiento.
Al fin, los dioses emplearon maíz blanco y amarillo, los materiales de que están hechos incluso los seres humanos actuales, de manera tal que la sangre y carne de los hombres la han fabricado los dioses con masa de maíz.

Cazadores y recolectores
Los primeros pobladores de América encontraron un continente rico en animales de caza. Algunos de ellos, al igual que el hombre, emigraron de Asia. Otros animales son originarios de América.
Los primeros americanos cazaban caribúes, mamuts, bisontes y caballos. Del caribú, por ejemplo, podían extraer carne, grasa para preprarar comida, cueros para hacer vestidos, material para fabricar hilos y muchos otros instrumentos.
Atrapaban aves acuáticas si vivían en la costa y aves llamadas lagópodos que cambiaban el color de su plumaje de acuerdo con las estaciones del año. También se alimentaban de moluscos y peces, leones marinos, huevos de aves e incluso, en tiempos difíciles, de insectos. Complementaban su dieta con raíces de arbustos, nueces y frutas silvestres. Vivían una vida muy difícil porque no siempre tenían éxito en sus cacerías o porque el hielo del norte de América impedía el crecimiento de muchas plantas.
Sin embargo, cuando les iba bien en sus cacerías, organizaban fiestas en las que danzaban durante toda la noche alrededor del fuego y ante los restos de los animales cazados.
La cacería, por ejemplo del bisonte, era un asunto complejo que requería del trabajo conjunto de muchos hombres. Los primeros cazadores, en vista de la limitación de sus armas, idearon estrategias muy inteligentes para cazar una sola vez varias decenas de bisontes. Creando una manada y dejando únicamente vía libre hacia una barranca los cazadores, dando fuertes gritos, se abalanzaban hacia la manada para asustarla y obligar a los animales a precipitarse en el vacío. Los primeros bisontes que caían eran aplastados por el peso de los que venían después; a los que todavía quedaban con vida se les remataba con lanzas. Finalmente, se quitaba la piel a los animales y se les destazaba.
En otras palabras, estos lejanos antecesores de los actuales americanos eran, sobre todo, cazadores y recolectores de plantas silvestres. Faltaba mucho todavía para que conociesen el cultivo intencional de plantas alimenticias, es decir, desconocían la agricultura. Y tenían, que perseguir a los animales en vista de que nada sabían aún de la crianza de éstos, pues no habían desarrollado la ganadería.

Nacimiento de la agricultura
La forma en que vivían los primeros pobladores de América los obligaba a desplazarse continuamente de un lugar a otro. Eran nómadas y seguían a las manadas de animales y a las aves que, cuando comenzaba el invierno en el norte, emigraban hacia el sur, en busca de sitios más templados. Fue así como los seres humanos se fueron internando en América encontrando climas mucho más favorables.
Como ya era tan apremiante protegerse del frío, y dado que en climas templados crecían muchas más plantas que en el norte, los hombres pudieron permanecer por periodos más prolongados en un solo lugar. Ahí, sin duda, observaron que cerca de los ríos las plantas crecen con mayor facilidad que en suelos secos. Y lo más importante de todo es que pudieron observar el desarrollo de plantas maduras, con sus flores, sus frutos y granos alimenticios.
Debido a que sus necesidades básicas estaban satisfechas por las condiciones climáticas en que ahora vivían, los primitivos americanos tuvieron la oportunidad de observar fenómenos naturales con mayor detenimiento. Probablemente, el tiempo libre del cual disponían con su nuevo ritmo de vida les permitió observar cómo una semilla, al caer en la tierra, germinaba, y cómo con el paso del tiempo podía convertirse en una planta de la cual surgían los frutos necesarios para su alimentación. Es probable que realizaran intencionalmente el experimento que la propia naturaleza les había mostrado. Quizá de este modo haya surgido la agricultura, actividad que requiere el trabajo conjunto de muchas personas y que modificaría radicalmente su forma de vida y de relacionarse con la naturaleza y con otros grupos humanos.
En estas nuevas circunstancias, parecía adecuado atrapar vivos algunos animales en lugar de matarlos durante la cacería, a fin de criarlos, con lo que el hombre resultó grandemente beneficiado, porque podía aprovechar la leche, el pelaje o la carne fresca de los animales que criaba.
Una de las consecuencias inmediatas del desarrollo de la agricultura fue el sedentarismo, es decir, el establecimiento del hombre en lugares fijos. De este modo, los antiguos habitantes de América construían poblados cada vez más complejos.
El cultivo del maíz es la base de la grandeza alcanzada por las culturas americanas. Era tal su importancia que se le atribuía un origen divino.
Consecuencia importante del sedentarismo fue sin duda, la domesticación de animales, inicio de la ganadería.
A partir de este momento, los hombres se quedaron a vivir cerca de sus sembradíos; es decir, se volvieron sedentarios. Ésta fue la primera consecuencia del desarrollo de la agricultura. En su anterior vida nómada, no necesitaban de casas duraderas, pero ya como agricultores construyeron habitaciones mejor elaboradas, lo cual motivó el surgimiento de poblados cada vez más grandes y complejos.
Con el paso del tiempo y conforme se presentaban nuevas necesidades en estas comunidades, los hombres se vieron en la necesidad de dedicarse a múltiples actividades. Unos cultivaban y cosechaban, otros cuidaban a los animales, otros más continuaban cazando.
Los conflictos entre hombres nómadas y hombres sedentarios fueron desapareciendo de forma gradual. Cada vez más personas se asentaban en lugares fijos para vivir y trabajar. Esto se debe a que la vida sedentaria ofrecía mayores comodidades a los seres humanos porque les resultaba más fácil satisfacer sus necesidades de alimentación y vivienda, entre otras.
También cambiaron las formas de trabajo. Aunque muchos hombres tuvieran que salir a cazar todavía, algunos preferían cultivar ayudados por las mujeres. Los niños recogían frutas del campo o cuidaban los rebaños, es decir, los grupos de animales que habían domesticado.
La piña y el plátano, originarios de América, al igual que el jitomate, el aguacate, la calabaza, el chile y, desde luego, el maíz.
Poco a poco fue desarrollándose una mayor especialización en el trabajo: los pescadores intercambiaban sus productos con los agricultores, los artesanos fabricaban vasijas de fibras vegetales tejidas; había quien trabajaba la madera o quien conocía las propiedades de plantas curativas y se dedicaba a sanar a los enfermos; otros observaban el cielo y sabían cuándo era adecuado sembrar o cultivar; pero también sucedía que algunos hombres se ejercitaban en la guerra porque otros grupos humanos, aún nómadas, acostumbraban saquear los poblados de los agricultores y pescadores.
En otras palabras, cada quien dentro de la comunidad tenía responsabilidades específicas que cumplir, pero el cumplimiento de estas tareas se realizaba de un modo organizado. Así aprendieron los seres humanos que resulta ventajoso vivir en sociedad y que, dentro de todo grupo humano, grande o pequeño, todos tenemos tareas que realizar.

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